¿Qué es el dolor de cabeza?
Para algunas personas es frecuente tener dolor de cabeza o cefalea. Cuando nos referimos a cefalea hablamos de cualquier dolor que se produzca en el cráneo. Generalmente el dolor de cabeza se presenta de forma intermitente. Las formas más frecuentes corresponden a la migraña o jaqueca y a la cefalea de tensión.
Según explica a CuídatePlus Pablo Irimia, coordinador del Grupo de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la clasificación internacional de Cefaleas establece que existen más de 200 tipos diferentes.
Tanto las cefaleas crónicas como las recidivantes pueden provocar dolor y angustia, pero es infrecuente que reflejen un problema grave de salud. Sin embargo, cualquier cambio en el patrón o la naturaleza del dolor de cabeza podría ser el síntoma de un problema grave (por ejemplo, un dolor que era esporádico que cambia a frecuente, o de leve a agudo), y por este motivo se debería solicitar la asistencia médica lo antes posible.
Hasta un 89% de los hombres y un 99% de las mujeres aseguran padecer o haber padecido dolores de cabeza. Además, según datos de la SEN, se calcula que hasta el 46% de la población presenta algún tipo de cefalea primaria activa.
Causas
En el caso de la migraña, dice Irimia, que su componente genético y los factores desencadenantes, como la menstruación, el estrés, la falta de sueño o algunos alimentos, facilitan la aparición del dolor de cabeza. “La fase final del dolor se produce por la vasodilatación de las arterias del cerebro y por eso el paciente percibe el dolor como si se tratase de un latido o pulsación”.
Sin embargo, tal y como recogen los autores del Manual de práctica clínica en Cefaleas publicado por la SEN, aunque potencialmente existen multitud de posibles factores desencadenantes, “los que identifican de forma subjetiva los pacientes (alimentos, cambios meteorológicos, entre otros) no se han comprobado de manera científica”.
En el caso de la cefalea tensional, “se piensa que el mecanismo más importante de producción del dolor es la contractura involuntaria de músculos del cuello y pericraneales. Eso genera una molestia continua que el paciente suele describir como un dolor opresivo en toda la cabeza y que empeora conforme va pasando el día, es decir a medida que se va sobrecargando la musculatura”.
Asimismo, podemos destacar a grandes rasgos los factores que pueden influir en la aparición de una cefalea:
- Herencia: una gran mayoría de pacientes con migraña tienen padres o hermanos con el mismo tipo de dolor de cabeza. Aunque la forma de herencia no está totalmente establecida, en algunas formas especiales de migraña (migraña hemipléjica familiar) se han identificado algunos genes relacionados con su aparición.
- Edad: Aunque existe migraña en la infancia, es poco frecuente y se presenta por igual en niños y niñas. A partir de la pubertad y debido a los cambios hormonales, se dispara la incidencia de migraña en las mujeres, que vuelve a igualarse tras la menopausia.
- Estrés: Es independiente del tipo de estrés y de los factores que lo desencadenan.
- Alimentos: Se ha relacionado en muchas ocasiones ciertos alimentos, como el chocolate, el cacao, la vainilla, el plátano, los frutos secos, los cítricos, los aditivos de la comida basura, las salchichas, los quesos fermentados, los picantes (alimentos que contengan sustancias con tiramina, glutamato monosódico). No obstante, muchas personas no tienen desencadenantes alimentarios para su migraña. Eso sí, a aquéllas personas que sí tienen identificados ciertos alimentos que les desencadenan las crisis se les aconseja que prescindan de ellos.
- Alcohol: independientemente del tipo, sin embargo, los vinos tintos que contienen taninos suelen desencadenar migraña con mayor frecuencia.
- Cambios hormonales: la incidencia de la migraña se dispara en las mujeres tras la aparición de la menarquia. La migraña suele empeorar con la ovulación y la menstruación, así como con la toma de anticonceptivos orales. El embarazo puede, aunque no siempre, mejorar transitoriamente la migraña y muchas mujeres mejoran extraordinariamente cuando desaparece la menstruación.
- Cambios climáticos: no existe un patrón climatológico para la migraña.
- Falta o exceso de sueño.
- Fármacos (vasodilatadores, nitritos, etcétera).
Factores cronificadores
Existen algunas circunstancias que hacen que una cefalea persista más tiempo del habitual. Se dividen en dos grandes grupos.
Factores no modificables:
Son las circunstancias propias de una persona que no pueden ser modificadas:
- Edad avanzada: las cefaleas son más frecuentes en adultos que en niños.
- Ser mujer: las cefaleas son más frecuentes en las mujeres en edad fértil.
- Etnia caucásica.
- Factores genéticos.
Factores modificables:
Son aquellos aspectos que se pueden alterar:
- Ansiedad, depresión o estrés: puede tratar de reducirse la ansiedad o el estrés mediante la actividad física o las técnicas de relajación.
- Trastornos del ritmo del sueño, como la apnea o la roncopatía: Se aconseja un descanso reparador y procurar dormir 7 u 8 horas diarias.
- Abuso de fármacos:
- Abuso de cafeína: Aunque aún faltan estudios que avalen esta relación entre las cefaleas y el consumo de cafeína, si parece que un consumo crónico puede ayudar a la cronificación de algunas cefaleas primarias.
- Obesidad.
- Elevada frecuencia de crisis: Si las crisis de cefalea van en aumento y no se toman las medidas adecuadas, estas continuarán ocurriendo incluso más a menudo. Por tanto, al tratar los síntomas que las provocan, estas deberían dejar de darse, al menos, con tanta frecuencia.
Síntomas
El dolor puede localizarse en una parte de la cabeza o puede afectar a toda la cabeza de forma más general. La intensidad del dolor suele ser moderada o severa, y con cierta frecuencia puede ser incapacitante para el paciente, obligándole a acostarse y suspender toda su actividad. La frecuencia de los episodios es variable, oscilando entre uno y cuatro o cinco al mes. La duración de una crisis de migraña generalmente no sobrepasa las 24 horas, aunque pueden ser muy breves (tres o cuatro horas) o muy largas (hasta tres días).
El tipo de dolor que podría indicar una cefalea se divide de la siguiente forma:
- Dolor eléctrico (calambre).
- Dolor opresivo (como un casco).
- Dolor pulsátil (como un latido).
- Dolor terebrante (como un taladro).
- Dolor explosivo.
De forma visible, se pueden detectar los siguientes síntomas:
- Edema palpebral: párpados más cerrados.
- Espasmos faciales.
- Párpados caídos.
- Anisocoria: diferencias entre la dilatación de las pupilas.
- Lagrimeo.
- Enrojecimiento de ojos.
- Vértigo.
- Náuseas y vómitos.
Existen ciertos síntomas que además requieren de una visita prácticamente inmediata al médico:
- Alteraciones en la visión: (manchas negras, luces brillantes, distorsión visual, visión doble, etcétera).
- Sensación de hormigueo en brazos y piernas.
- Erupciones cutáneas.
- Mareo e inestabilidad al ponerse en pie.
- Caída de párpados o cambios en el tamaño de la pupila.
- Rigidez en la nuca.
- Fiebre.
Prevención
Todas las cefaleas deben ser tratadas. Sin embargo, tal y como añade el coordinador del Grupo de Cefaleas de la SEN, “cuando la cefalea es frecuente o incapacitante, se debería utilizar un tratamiento preventivo“. Estas terapias preventivas se realizan con la administración diaria de fármacos “y que progresivamente van reduciendo el número de días y la intensidad de los dolores de cabeza. Por otro lado, es importante que los pacientes con cefaleas primarias como la migraña sean capaces de identificar aquellos factores desencadenantes de su dolor y que traten de evitarlos.
Asimismo, es importante adoptar una serie de hábitos de vida saludable, muy importantes para el tratamiento de las cefaleas. Para ello es conveniente “identificar los desencadenantes del dolor y tratar de llevar una vida lo más regular posible“, añade Irimia. Así no está de más seguir estas pautas:
- Tratar de llevar una vida ordenada.
- Realizar ejercicio físico de manera habitual.
- Tener unos hábitos de alimentación saludables, respetando los horarios de la comidas y no saltándose ninguna.
- Evitar el alcohol y el tabaco.
- Evitar abusos de medicación o cafeína.
- Solicitar ayuda ante síntomas depresivos, que pueden ser un desencadenante del dolor o de su agravamiento.
- Acudir al neurólogo frente a cualquier tipo de dolor inesperado.
Tipos
Según la Clasificación Internacional de Cefaleas de la International Headache Society, los más de 200 tipos diferentes de cefaleas se dividen en tres tipos. Siguiendo esa clasificación Irimia explica que las cefaleas se dividen en tres grupos fundamentales:
- Cefaleas primarias: Representan más del 95% del total de casos. En este grupo se encuentran la migraña, la cefalea tensional y la cefalea en racimos. Según explica Irimia, “la cefalea tensional es con diferencia la más frecuente y puede afectar prácticamente al 30 % de la población general”.
- Cefaleas secundarias son aquellos dolores de cabeza a raíz de una lesión en el cerebro, como una hemorragia cerebral o un tumor.
- Neuralgias craneales: Este tipo de cefalea aparece por “la afectación de un nervio que se encarga de la sensibilidad de la cabeza o el rostro”, explica Irimia.
Migrañas
La migraña es el tipo de dolor de cabeza mejor estudiado. Afecta al 12% de la población general y es tres veces más frecuente en mujeres que en los varones, explica Irimia a CuídatePlus.
La migraña, también llamada jaqueca, es un trastorno constitucional con base hereditaria que se caracteriza por presentar episodios recurrentes de dolor de cabeza. Habitualmente el dolor se localiza en la mitad de de la cabeza (hemicraneal) o en toda la cabeza y tiene carácter pulsátil con sensación de latido. Puede aparecer acompañado de náuseas o vómitos, así como de una sensibilidad aumentada a las luces (fotofobia) y los ruidos (fonofobia). El dolor puede ser desencadenado en relación a diversos estímulos como estrés, menstruación, ciertos fármacos o alimentos, cambios climáticos o esfuerzo físico. Es un dolor que generalmente empeora con la actividad física y mejora con el reposo.
Cefalea de tensión
Es un tipo de cefalea primaria. Se presenta en forma de dolor que se localiza en la región occipital de la cabeza o en la frente, alcanzando en ocasiones a la región cervical. El dolor se describe como una presión y no como un latido y suele ser de moderada intensidad. “Puede acompañarse de náuseas pero no de vómitos y de hipersensibilidad a la luz y el ruido. La cefalea tensional no empeora con la actividad física de rutina, a diferencia de la migraña”.
Suele estar presente todo el día y generalmente no suele impedir a la persona desarrollar su actividad física habitual. Algunos pacientes con cefaleas episódicas comienzan a desarrollar dolor de cabeza con mayor frecuencia e intensidad, hasta el punto de presentarlas a diario o la mayor parte de los días. Esta situación generalmente se asocia a un consumo elevado de analgésicos y ergóticos, lo que se ve favorecido por el amplio y fácil acceso que presenta el consumo de estos fármacos, habitualmente tomados sin prescripción médica.
La cefalea de tensión es la más común de todas las cefaleas. Dentro de las cefaleas primarias, al menos el 60% de la población sufre cefalea tensional y un 14% migraña.
Las causas de una cefalea de tensión no están del todo claras: se suele usar el término de “tensión” ya que se deduce que puede estar provocada por una tensión muscular o mental, pero no se descartan otro tipo de factores:
Cefalea crónica diaria
Es también un tipo de cefalea primaria. Representa un grupo de cefaleas caracterizadas por la frecuencia casi diaria del dolor de cabeza. Presentan dolor de cabeza más de 15 días al mes durante al menos 3 meses. En la mayoría de los casos se trata de pacientes que previamente habían presentado migraña o cefalea de tensión. Con frecuencia, se presentan asociadas a un elevado consumo de analgésicos y ergóticos, generalmente por automedicación.
Cefalea en racimos
La cefalea en racimos no es un dolor de cabeza común pero sí el más habitual en el grupo de las cefaleas trigémino-autonómicas. Consiste en un dolor de cabeza que se presenta de forma cíclica y corta durante varios días en determinadas épocas del año y se estima que es uno de los dolores más intensos que existen. Esta cefalea primaria es la segunda más frecuente en España por detrás de la migraña. Según los datos presentados en el Manual de Práctica Clínica de Cefaleas, en España unas 50.000 personas padecen cefalea en racimos.
La cefalea en racimos suele ir acompañada de síntomas oculares o nasales, como lagrimeo, enrojecimiento, congestión y secreción nasal.
Además, cada año aparecen al menos 1.000 nuevos casos de esta enfermedad, que mayoritariamente la padecen hombres y con carácter episódico (80% en ambos casos). De hecho, las crisis suelen presentarse de forma puntual, casi siempre a la misma hora y bien por la mañana o bien por la noche. Por el contrario, un 20% de los pacientes –generalmente varones- padecen cefalea en racimos en su forma crónica, es decir, los ataques de dolor de cabeza aparecen de forma ininterrumpida durante más de un año sin remisión o con remisiones menores a un mes. La enfermedad suele aparecer en torno a los 30 años pero, aunque es menos frecuente, también se dan casos en la infancia y adolescencia y en la edad avanzada.
Según la SEN, este tipo de dolor de cabeza se caracteriza porque aparece un dolor unilateral y localizado alrededor del ojo y/o la sien (a veces puede afectar a otras regiones). La cefalea en racimos es extremadamente dolorosa, dado el dolor de intensidad grave se le ha denominado cefalea suicida por la gran intensidad del dolor.
La SEN estima que en España puede existir un retraso en el diagnostico de hasta 3 años, que al menos un 30% de los pacientes han sido valorados antes por otros especialistas y que más del 57% de los pacientes ha recibido un diagnóstico previo erróneo sobre su enfermedad.
Esta falta de diagnóstico y de valoración adecuada hace que actualmente se estime que un 50% de los pacientes no esté recibiendo el tratamiento preventivo adecuado y que más de un 30% de los pacientes no hayan tenido acceso al oxígeno como tratamiento sintomático, cuando es una de las principales terapias de elección.
La cefalea en racimos puede llegar a ser crónica en el 20% de los casos; lo que conlleva una mayor discapacidad, así como una menor respuesta a los fármacos preventivos: un 10% de las formas crónicas son refractarias a los fármacos, informan desde la SEN.
Asimismo, junto a la cefalea en racimos pueden aparecer otras enfermedades o afecciones psiquiátricas como depresión o ansiedad. Algunos estudios han apuntado que entre los pacientes con cefalea en racimos existe un aumento marcado del consumo de tabaco y algo del alcohol y que también es más frecuente el uso de drogas recreativas.
Por otro lado, este tipo de cefalea tiene un gran impacto en la calidad de vida de las personas que la sufren. Un reciente estudio realizado en España señala que hasta a un 33% de los pacientes esta enfermedad les genera problemas para socializar y relacionarse con su familia y amigos, que un 96% de los pacientes se ven en la necesidad de modificar su estilo de vida y que un 78% padecen restricciones en su vida diaria.
Otras cefaleas primarias
Existen otras cefaleas que no se deben a una lesión cerebral, pese a que son muy poco frecuentes, con menos del uno por ciento de todos los dolores de cabeza.
- Cefaleas asociadas al esfuerzo físico: Aparecen por un exceso de actividad física. Algunas de estas cefaleas son la tusígena primaria o benigna de la tos, por esfuerzo físico, asociada con la actividad sexual o la cefalea en trueno (mucha intensidad de dolor en muy poco tiempo, por esfuerzos o cambios de temperatura).
- Cefaleas por estímulos físicos directos: Pueden provenir de un estímulo frío en contacto directo en la cabeza, que se ingiere o inhala; o por presión externa en las partes blandas pericraneales (al tirar del pelo, por ejemplo).
- Cefaleas epicraneales: Se clasifican en cefalea punzante o “picahielos”, que registra dolor similar al de varias punzadas breves; o la cefalea numular o en forma de moneda, que registra dolor en una zona muy pequeña del cuero cabelludo, de unos 2 a 6 centímetros de diámetro.
- Cefalea hípnica o despertador: Es un dolor de cabeza que sólo se produce durante el sueño, de forma que lo interrumpe.
- Cefalea diaria persistente de novo: Es un dolor de cabeza que aparece repentinamente por causas desconocidas y persiste sin interrupción.
Diagnóstico
El diagnóstico del dolor de cabeza se basa en los síntomas que presenta la persona que lo sufre. “En general no es necesario hacer ninguna prueba para diagnosticar una migraña o una cefalea tensional, tan sólo es necesario recoger la sintomatología que tiene el paciente y asegurarse que la exploración física y neurológica es normal”, explica Irimia.
Así, es importante explicar en consulta:
- Las características del dolor (pulsátil).
- La localización (hemicraneal o frontal).
- El tiempo de evolución del dolor.
- Los factores que lo desencadenan o agrava, como la menstruación, el estrés…
- Los síntomas que se asocian al dolor (náuseas, vómitos, fotofobia, fonofobia),la presencia de auras (luces brillantes, manchas negras, defectos de visión, alteraciones de la sensibilidad, entre otros).
Desde la Asociación Española de Migraña y Cefalea, aconsejan realizar un diario de síntomas para explicar al especialista cuándo aparece el dolor de cabeza, qué alimentos se han ingerido, cuántas horas hemos descansado, cuándo y cómo ha aparecido el dolor y qué hemos hecho para detenerlo.
Tratamientos
En primer lugar, se debe saber qué tipo de cefalea es el que sufre el paciente. Habitualmente en primer lugar se pautan antiinflamatorios para reducir el dolor. No obstante, si las crisis son graves se puede optar por los triptanes, muy eficaces para el tratamiento de la migraña.
Según el coordinador del Grupo de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en ocasiones cuando se padecen migrañas frecuentes o incapacitantes se pueden iniciar tratamientos preventivos. “Por vía oral destacan los betabloqueantes y antidepresivos y algunos tipos de antiepilépticos”.
Asimismo, en migraña crónica el bótox puede ayudar a reducir el número de crisis y la intensidad del dolor.
“Recientemente, se han comercializado un nuevo grupo de tratamientos para la migraña que se denominan anticuerpos monoclonales frente al CGRP o su receptor. Estos fármacos son muy eficaces y bloquean la acción de esta proteína (CGRP) con muy pocos efectos secundarios”, añade Irimia.
Las técnicas de relajación son otra de las alternativas para rebajar los dolores, al igual que llevar una dieta equilibrada. Otras opciones que no implican la toma de fármacos consisten en tratar de seguir unos hábitos de vida saludables: mantener un horario de sueño regular, hacer ejercicio o evitar el tabaco y el alcohol.
Otros datos
Aunque generalmente se tiende a pensar que el cerebro es el órgano afectado durante un dolor de cabeza, lo cierto es que no lo es, ya que los tejidos cerebrales no son sensibles al dolor. Según Irimia, “en más del 90% de los casos, el dolor de cabeza se debe a una cefalea primaria, es decir, se trata de un dolor benigno que no está asociado a ningún tipo de lesión en el cerebro”. Las partes afectadas, en realidad, corresponden a las estructuras externas del cerebro: el sistema trigémino-vascular, el tronco del encéfalo o el córtex cerebral.
Epidemiología
Las cefaleas son uno de los síntomas más frecuentes en la población. En su conjunto, se estima que entre un 73 y un 89 por ciento de los hombres ha sufrido alguna cefalea en algún momento de su vida; en el caso de las mujeres, este porcentaje se eleva entre el 92 y el 99%.
Las cefaleas de tensión son bastante frecuentes; la Fundación Española de Enfermedades Neurológicas estima que entre un 30 y un 78 por ciento de la población las ha sufrido alguna vez. Suelen darse más en mujeres y, según avanza la edad, aparecen con menos frecuencia.
Dolor de cabeza y Covid-19
Uno de los síntomas más frecuentes del coronavirus es el dolor de cabeza. Pero, además, según dato de la SEN, el dolor de cabeza es una de las secuelas más habituales entre las personas que ya lo han superado. No sólo eso, sino que en las personas migrañosas, infectarse con el SARS-CoV2 ha hecho que haya empeorado el dolor de cabeza previo o que incluso ha incrementado su intensidad.
Un estudio español publicado en 2021 mostró que la cefalea está presente en aproximadamente uno de cada cuatro pacientes con coronavirus y que, en general, se asocia a un buen pronóstico de la enfermedad. Una investigación posterior mostró que cerca del 20% de los pacientes que presentaron dolor de cabeza durante la fase aguda desarrollaron una cefalea crónica diaria.
Bibliografía
- Manual de práctica clínica en cefaleas. Sociedad Española de Neurología (2020). https://www.sen.es/pdf/2020/ManualCefaleas2020.pdf
- Frequency and phenotype of headache in covid-19: a study of 2194 patients. David García-Azorín y otros (2021). Scientific Reports. https://www.nature.com/articles/s41598-021-94220-6